15 de febrero de 2013

Sobre la versión musical de Los Miserables (2012)

Autor: Luis Alfonso Orozco

La novela inmortal del escritor francés Víctor Hugo, Les Misérables (1862), ha conocido numerosas adaptaciones e interpretaciones teatrales y para el cine. Entre las versiones modernas de Los Miserables llevadas al cine están la de 1998 (Liam Neeson), y la del 2000 (Gerard Depardieu). La más reciente versión del 2012 llega a la gran pantalla en forma de musical, con un reparto de actores famosos (Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway) y grandiosa escenografía.

Puede o no gustar esta adaptación completamente musical, que es como una prolongada ópera teatral llevada al cine y que dura más de 150 minutos. En su conjunto repropone el gran drama escrito por Hugo, cuyo protagonista colectivo es la Francia post napoleónica, agotada por las guerras, con grandes masas de pobres e injusticias sociales que impactan en los ánimos del pueblo al punto de soliviantar una nueva revolución, en julio de 1830, que quedará derrotada y dejando en la calle el saldo de 800 caídos.

Para quien conoce la novela o por lo menos ha visto algunas de sus interpretaciones en el cine, la adaptación musical podrá parecer incompleta y algo forzada, debido a la necesaria propuesta de los cantos que en síntesis quieren expresar la historia y las agitadas relaciones entre los personajes del drama.

Personajes inmortales

Los protagonistas individuales de la historia son conocidos, y unos y otros plasman las grandes pasiones y aspiraciones humanas de siempre, tal como salieron de la pluma genial de V. Hugo. El oficial Javert es el fanático de la ley (legalitè) que busca aplicar sin cortapisas. Cuando acorralado por las circunstancias es perdonado y superado por Valjean, al que perseguía sin respiro ni tregua, Javert terminará suicida. Jean Valjean es el antiguo convicto redimido de su rencor gracias a la caridad evangélica del obispo Myriel. Ya en libertad, rescata a Cosette niña, conforme a la promesa hecha a la pobre Fantine, su madre moribunda, que representa a los pobres y desvalidos pero inocentes, víctima de muchas injusticias.

Jean Valjean hará muchas obras buenas desde su rescate moral y vivirá los años difíciles prerrevolucionarios pasando como un honesto padre para Cosette, que gracias a la caridad de las monjas, crece oculta en un convento de París, y mientras tanto se vuelve una hermosa joven. Su encuentro casual en la plaza con el joven revolucionario Marius la despierta al amor, le hace soñar en una nueva vida llena de esperanza, que gire página de un pasado triste hacia la promesa tiempos mejores.

Los Miserables es una gran obra de la literatura universal que analiza –encarnados en sus personajes- los grandes temas humanos: el amor, la redención de la culpa, la lucha por la justicia, el perdón, la esperanza, el sentido de la existencia y la fe en el más allá.

Interpretaciones reductivas de la obra

Algunos han querido interpretar la novela de V. Hugo en clave más bien psicoanalítica, pues han pretendido reducirla a un ensayo sobre la culpa personal que persigue a los dos antagonistas principales (Jean Valjean y Javert). Pero la culpa queda redimida por el perdón y por el amor, que es más grande que el odio y las injusticias que crean muchas víctimas inocentes. La justicia ha querido rescatar con la nueva revolución liderada por Enjolras, Marius y sus jóvenes amigos, a una Francia que ve aún lejanos sus sueños de égalité, mas fracasa. Los ideales de una sociedad más justa mueren junto con sus jóvenes protagonistas, en espera de tiempos mejores.

Víctor Hugo muestra una visión cristiana del hombre

Sin embargo, V. Hugo no veía el futuro de Francia y del hombre de un modo meramente pesimista, sin remedio; él sabía que tiempos mejores sobrevendrían y que nuevas generaciones con mejores ideales los rescatarían. Por ello su obra es un canto a la esperanza que no muere sino que renace en la joven pareja Marius-Cosette, que también personifica el triunfo del amor sobre los obstáculos, aun cuando parezcan implacables.

El suicidio de Javert no es el mensaje principal, ni tampoco cierra la obra. Es más bien su contrapunto, la muerte virtuosa de Jean Valjean, que instantes antes de morir asegura el amor de Cosette y de Marius, lo que culmina Los Miserables, dando prueba una vez más de que el amor es más fuerte que la muerte. El premio en la eternidad dichosa es lo que espera a los buenos como Valjean, Myriel, y a todos aquellos “miserables” que han vivido las bienaventuranzas según el Evangelio y no conforme a los principios de la revolución.

La versión musical (2012) de Los Miserables concluye cuando Valjean emprende su viaje a la eternidad, invitado por Fantine quien desde el otro mundo viene a llamarlo, y entra en el paraíso de la mano del obispo Myriel, que le espera a la puerta. En un gran cortejo triunfal los personajes del drama se reúnen para cantar la última escena en la gran plaza del desfile agitando banderas de Francia y de la revolución. Los grandes ideales del hombre no mueren porque sobreviven a sus protagonistas temporales.

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